CORTINAS Y BARRERAS ANTI-HUMO
En un incendio se producen humos que son la causa principal de las pérdidas humanas
ocasionadas por dicho incendio, además, el humo que se mueve lo hace a altas
temperaturas y lleva consigo gases combustibles inquemados, además, de ascuas, y por lo
tanto el humo se transforma en el principal medio por el cual el incendio se mueve y se
extiende al resto de la instalación.
Tanto el movimiento de humo como de los gases de combustión dependen de una serie de
condicionantes. Estos son, por una parte, los elementos constructivos y de
compartimento y, por otra, los fenómenos propios del fuego tales como incrementos de
temperaturas y las diferencias de presiones.
Dentro de un edificio, el mayor peligro es la fácil propagación del humo por todo el espacio
no compartimentado adecuadamente y, por tanto, por aquellos medios o vías de escape
verticales de evacuación que deberían estar en condiciones de permitir la libre circulación de
los ocupantes de dicho edificio.
La producción de humo en un incendio varía en función de la cantidad y tipo de elementos
combustibles que existan en el interior del edificio afectado. Según sea el volumen de
humos, éstos podrán llegar a disminuir la visibilidad, lo que puede producir problemas
graves en cuanto a la evolución y extinción del incendio. El humo puede ser más o menos
denso, pero, en cualquier caso, contendrá partículas tóxicas que pueden perjudicar a las
personas.
El volumen de humo y gases de combustión producido por el incendio es aproximadamente
igual al volumen del aire arrastrado por el chorro ascendente de los productos de
combustión y éste, a su vez, es función de la dimensión del fuego, el calor desprendido y la
altura de la capa de aire limpio.
Para prevenir los daños que causan los humos producidos por los incendios, existe una series de mecanismos para evitar estos daños, mediante las cortinas y barreras anti-humos, como podemos ver en el siguiente vídeo.
ocasionadas por dicho incendio, además, el humo que se mueve lo hace a altas
temperaturas y lleva consigo gases combustibles inquemados, además, de ascuas, y por lo
tanto el humo se transforma en el principal medio por el cual el incendio se mueve y se
extiende al resto de la instalación.
Tanto el movimiento de humo como de los gases de combustión dependen de una serie de
condicionantes. Estos son, por una parte, los elementos constructivos y de
compartimento y, por otra, los fenómenos propios del fuego tales como incrementos de
temperaturas y las diferencias de presiones.
Dentro de un edificio, el mayor peligro es la fácil propagación del humo por todo el espacio
no compartimentado adecuadamente y, por tanto, por aquellos medios o vías de escape
verticales de evacuación que deberían estar en condiciones de permitir la libre circulación de
los ocupantes de dicho edificio.
La producción de humo en un incendio varía en función de la cantidad y tipo de elementos
combustibles que existan en el interior del edificio afectado. Según sea el volumen de
humos, éstos podrán llegar a disminuir la visibilidad, lo que puede producir problemas
graves en cuanto a la evolución y extinción del incendio. El humo puede ser más o menos
denso, pero, en cualquier caso, contendrá partículas tóxicas que pueden perjudicar a las
personas.
El volumen de humo y gases de combustión producido por el incendio es aproximadamente
igual al volumen del aire arrastrado por el chorro ascendente de los productos de
combustión y éste, a su vez, es función de la dimensión del fuego, el calor desprendido y la
altura de la capa de aire limpio.
Para prevenir los daños que causan los humos producidos por los incendios, existe una series de mecanismos para evitar estos daños, mediante las cortinas y barreras anti-humos, como podemos ver en el siguiente vídeo.
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